Los fantasmas (del griego φάντασμα, "aparición"), en el folclore de muchas culturas, son supuestos espíritus o almas desencarnadas que se manifiestan entre los vivos de forma perceptible (por ejemplo, tomando una apariencia visible, produciendo sonidos u olores o desplazando objetos), principalmente en lugares que frecuentaban en vida, o en asociación con sus personas cercanas.
Quienes dicen haberlos visto los describen como siluetas o sombras monocromáticas, por lo general oscuras o blanquecinas, más bien difuminadas o nebulosas, antropomórficas, de carácter inmaterial y trasparentes a veces, que flotan y pueden no tener contorno definido. Algunos afirman que cuando se mueven adoptan la apariencia de esferas de luz u orbes, en terminología parapsicológica. Su aparición no suele sobrepasar unos segundos, raramente un minuto, y cuando ocurre la temperatura baja sensiblemente, a veces junto a aromas penetrantes, golpes, ruidos, música o voces (los llamados fenómenos electrónicos de voz, mal llamados psicofonías). Su aparición provoca a veces en los seres humanos de su entorno fatiga o depresión; se ha medido en los lugares que frecuentan una carga electromagnética inusual y que puede ser medida. También es bastante común que en los lugares que frecuentan se descarguen las baterías de los aparatos electricos, de forma que parecen absorber y, a veces, expulsar energía cinética o eléctrica. Motivo recurrente de su aparición es un cambio físico en su entorno: obras, reformas, un nuevo habitante, etcétera. Otras veces es un cambio anímico: un hecho trágico, un fallecimiento reciente, un hecho emocionalmente relevante.
Como las leyendas etiológicas, están ligados a un lugar, una leyenda, un mito o una noticia trágica; algunos, los llamados residuales, realizan siempre los mismos actos repetitivamente y su actitud no es comunicativa; otras veces sí es consciente, pero termina siendo esquiva y huidiza, hasta el punto de que podría decirse que parecen tener miedo o angustia ante los seres vivos; sólo unos pocos entre ellos son abiertamente hostiles o benéficos. Algunas veces han sido vistos y grabados traspasando muros sólidos; algunos pueden mover o transportar objetos de leve peso. Obedecen a las leyes de la perspectiva, según el punto del espacio desde el que se los contempla; muchos parecen sólidos y opacos, por lo que pueden ser filmados; se reflejan en los espejos y producen ruidos sincronizados con sus movimientos (pasos, etc). Generalmente dan la impresión de ser tan reales como las personas vivas, aunque sólo durante un período limitado.
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